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Matías: “Mi infancia fue bastante sufrida, mis padres se separaron cuando tenía ocho años. Empecé a fumar en mi adolescencia, tomaba alcohol y eso me llevaba a consumir cocaína, buscaba llenar el vacío que sentía. Huía de los problemas porque no sabía cómo resolverlos. A partir de una situación que pasé, me angustié mucho y comencé a sufrir depresión. Empecé a caminar decaído y oprimido, vivía de hospital en hospital, tomaba medicación para dormir. El miedo a la muerte crecía dentro mío, la angustia era más fuerte que yo. No sabía cómo hacer, me volvía loco, caminaba de un lado al otro, lo único que quería era dormir. Pensaba que la muerte era la solución al sufrimiento, pero nunca intenté quitarme la vida.
Los médicos me decían que no tenía nada, la última doctora que me atendió me recomendó que fuera a alguna iglesia, porque lo que a mí me pasaba era espiritual. Un día, sin saber orar, me arrodillé en la cama y le dije a Dios que si Él existía quería saberlo. Me crucé dos señoras en la calle que me entregaron un diario de la Iglesia, creí que esa era la respuesta y decidí acercarme. El primer día ya noté un cambio, me sentí más aliviado. Seguí perseverando y empecé a obedecer. Poco a poco, fui aprendiendo a usar mi fe, ya no tengo angustia ni depresión.
La relación con mi familia cambió, amo a mi esposa y a mis hijas. Estamos creciendo mucho como pareja, las peleas y las discusiones se terminaron, gracias a Dios somos muy felices”.
Quizás, muchas veces pensó que la depresión y usted son uno. No se resigne a que sea su compañera de vida, necesita alejarse porque, en realidad, es su enemiga. La depresión usa sus emociones, pensamientos y recuerdos para atacarlo.
Participe este viernes a las 12h en la Catedral de la Fe, Av. 18 de Julio 2025 – Cordón o en la Universal más cercana a usted. Haga clic aquí y vea las direcciones de la iglesia.
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