¿Quién nunca escuchó decir que «todos somos hijos de Dios»? A decir verdad, este pensamiento está en el inconsciente colectivo de la sociedad, ya que muchas personas consideran que todos los habitantes de la tierra son hijos de Dios por el simple hecho de haber sido creados por Él. Sin embargo, hay un error en esta afirmación.
Primero, debemos saber la diferencia entre hijo de Dios y criatura de Dios. Así como cada individuo tiene el ADN de sus progenitores, los hijos de Dios tienen en su interior el «ADN» del Padre. Es decir, poseen Su Espíritu, que es la «marca» que los diferencia de los demás. Por otro lado, los que no tienen esta «marca» solo son Sus criaturas.
«Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!» Romanos 8:14-15
En el inicio, Adán y Eva eran hijos de Dios, pero, cuando desobedecieron, entró el pecado y los separó de Dios. No obstante, el Señor Jesús reconcilió a la humanidad con el Padre a través de Su sacrificio en la cruz. Por eso, el Espíritu Santo tiene la misión de rescatar a los perdidos para que sean parte de la familia de Dios.
¿Cómo saber si usted ha sido un hijo de Dios?
Es importante que se autoanalice sobre cómo han sido sus decisiones y que identifique a quién ha puesto en su vida en primer lugar, ¿ha sido a Dios o a sus voluntades? Aunque esto parezca insignificante, incluso los más simples comportamientos del día a día comprueban si usted Le pertenece a Dios o no.
Por este motivo, la Universal realiza uno de los mayores propósitos de fe: La Hoguera Santa de los hijos de Dios. Si usted reconoce que no nació de nuevo y desea recibir al Espíritu Santo, está invitado a vivir esta experiencia.
Acérquese a la Catedral de la Fe, Av. 18 de Julio 2025 o a cualquier Universal y descubra cómo participar.
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