Muchas personas son despreciadas por sus familias o por la sociedad y, por este motivo, se sienten perdidas, solas y ni siquiera tienen fuerzas para hacer una oración.

Durante una reunión que realizó el obispo Edir Macedo recientemente, enseñó que el secreto para que la oración de una persona sea respondida es la sinceridad.

El obispo aclaró que «Dios eligió a los insignificantes (lea 1 Corintios 1:26-29), no a los perfectos, santos, puros, sino a los sinceros. No importa si usted es la peor persona del mundo, eso no es importante para Él, lo que al Altísimo Le importa es su sinceridad».

¿Qué hacer?

«Usted tiene acceso a la Palabra, ¡úsela! No use las emociones para sensibilizar a Dios, sea transparente, muéstrele su indignación, su dolor, y clame. Si manifiesta su fe, todo se volverá posible. Esta fe es el poder de Dios dentro de usted, que puede destruir a sus enemigos», agregó.

Cuando una persona es sincera y manifiesta su fe en la Palabra de Dios, todo puede suceder. Por lo tanto, participe de las reuniones que se realizan en la Universal para desarrollar esta fe transformadora.