Jesús fue tentado por el diablo estando en el desierto. Vale destacar que eso sucedió luego de que fuera bautizado en las aguas y en el Espíritu Santo. Eso quiere decir, que antes de ser llevado al desierto, Dios lo capacitó para vencer al diablo y a su propia carne.

Aunque fuera el hijo de Dios, también tenía naturaleza humana. Sabiendo eso, Jesús permaneció en ayuno durante 40 días.

La Biblia dice que no comió ni bebió durante todo ese período. Con eso podemos entender que Jesús tenía consciencia de la lucha que tendría contra Su carne y contra el diablo. Sabía que para vencer esa guerra, Su espíritu debía estar fuerte.

Así como el diablo intentó que Jesús dejara de agradar a Dios de varias maneras, para que no pudiera cumplir Su misión; así también, intentará hacer lo mismo con todos los que desean agradar a Dios.

Las estrategias del diablo

El diablo se aprovechó del momento de debilidad de Jesús sabiendo que tenía hambre y sed. Luego, usando la palabra de Dios, intentó convencerlo para que se tirara desde el punto más alto del Templo. Por último, intentó seducirlo ofreciéndole el poder y la autoridad sobre los reinos de este mundo.

Jesús resistió al diablo gracias a su comunión con el Padre. El tiempo que pasó en el desierto, estaba en espíritu, con sus pensamientos en Dios.

Eso confirma lo que está escrito en la Biblia: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”, (Gálatas 5:16-17).

Andar en espíritu es obedecer la voz de Dios, aunque su voluntad le pida lo contrario. Es actuar por la razón y no por los sentimientos. “Si actúa por el corazón, nunca va a servir a Dios, nunca se someterá a Él, no Lo podrá obedecer y siempre será rebelde. Pero si sigue su capacidad de raciocinio y obedece, independientemente de lo que sienta, agradará a Dios y podrá lograr lo imposible. Su fe funcionará de acuerdo con su intelecto”, alerta el obispo Macedo.

Para fortalecer su espíritu y recibir poder de lo Alto, participe todos los miércoles de la Noche de la Salvación a las 20 h en la Universal más cercana a su domicilio.