“Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.” 1 Juan 4.7
El amor, fruto que debe estar cada momento en nuestras vidas, viene de Dios. Pero en ciertos momentos tenemos que tener paciencia, tolerancia y comprensión para poder practicarlo, pues la naturaleza carnal tiende a irritarse con facilidad. Sin embargo, si hubiéramos sepultado esa naturaleza, será fácil que prevalezca la naturaleza espiritual, que es tranquilidad y sabiduría.