¿Cómo negar el efecto transformador de carácter cuando se posee la Mente de Cristo?

No es cuestión de ser o no religioso ni de pertenecer a una determinada denominación, sino que se trata de nueva mente, nueva vida, nueva criatura, nuevo hombre.

El hombre natural le da lugar al hombre espiritual.
El hombre egoísta le da lugar al hombre generoso.
El hombre malicioso le da lugar al hombre bondadoso.

El cambio es brutal en todos los aspectos.

Sin embargo, el más acentuado se refiere a las relaciones, tanto en lo que respecta a los familiares y amigos, como en lo que respecta a los enemigos.

Vea la Mente de Jesús en Su enseñanza:

«Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero Yo os digo: Amad a vuestros enemigos (…) y orad por los que os ultrajan y os persiguen;» Mateo 5:43,44

Y en Su práctica:

«Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» Lucas 23:34

¿Quién estaría dispuesto a amar a los enemigos y perdonar a sus asesinos, si no tuviese la Mente de Cristo o el Espíritu de Cristo?

Refiriéndose a sí mismo y a los cristianos en Corinto, Pablo garantiza:

«Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.» 1 Corintios 2:16

Y usted lector amigo, ¿también tiene la mente de Cristo?