“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros; Pero si vosotros no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. (Mateo 6.14,15)
En los versículos anteriores, el Señor Jesús deja claro que, cuando perdonamos sinceramente a nuestros ofensores, en lo más profundo de nuestro corazón, nos estamos haciendo bien a nosotros mismos, porque de esta manera abrimos la puerta del perdón del Altísimo y, en consecuencia, llegamos a ser aptos para disfrutar de la gloria de la Vida Eterna.
En todo momento necesitamos el perdón de Dios, sin embargo, para tener acceso a Su perdón es fundamental que primero hagamos nuestra parte, es decir, que obedezcamos Sus mandamientos – sin importar lo que nos cueste.
Desafortunadamente, muchos que se dicen conocedores de Dios cierran la puerta del perdón de Dios a sus vidas cuando no liberan el perdón.
Para aquellos que quieren perdón:
A quienes llevan en el alma esta enfermedad llamada dolor de corazón y desean encontrar la cura interior, ¡participe en el Día del Perdón ! El evento especial se llevará a cabo el próximo domingo 21 de abril en todas las iglesias Universal.
Vea la meditación sobre el tema: