El problema más grave para los seres humanos no es el dinero, no es el problema económico o social del país, no es el gobierno, no son los problemas públicos y globales. Todos los problemas que podemos nombrar y que afectan al ser humano derivan de una razón principal: rechazar a Dios y abandonarlo. Hay quienes demuestran, no con palabras, sino con actitudes, que actúan en base a la siguiente frase: “por favor no te metas en mi vida, cuando necesito al Señor lo invoco”. Esta es la madre de todos los demás contratiempos. Esa frase es dura, sin embargo, imagina cómo se siente Dios al escuchar eso. Las personas no consideran que todo lo que están enfrentando en sus vidas, lidiando todos los días en un intento por sobrevivir en el mercado de trabajo, en la familia, en la vida social, en la selva que representa este mundo, se origina desde el momento en que rechazan la el consejo de Dios.

Si Dios dice “buscad primero el Reino de Dios”, las personas deberían estar comprometidas y buscando un Rey perfecto, pero el hombre ha rechazado al Rey perfecto, que es el propio Dios. Nunca hubo y nunca habrá un Rey más perfecto aquí en la Tierra, excepto el Señor de los Ejércitos. Entonces solo tendrás las cosas que necesitas si lo pones a Él primero en tu vida.

A la gente le gusta decir el siguiente verso: “El Señor es mi pastor y nada me faltará”, pero se olvidan de que necesitan servir al Señor. Es necesario comprender que las ovejas obedecen sólo a su pastor. Aprenden la voz que viene de él y no escuchan a nadie más. El hecho es que a las personas les gustan las bendiciones y el “nada me falta”, sin embargo no hacen del Señor su pastor y sufren porque Dios no tiene la primacía en sus vidas.

Tú que estás allí sufriendo y gimiendo de todas las maneras, ¿sabes por qué sufres así? Es porque no escuchas la Palabra de Dios. Debes aprender a obedecer, escuchar las cosas que no te gustan y hacer de Él tu prioridad. Pones muchas cosas y personas para guiar tu vida y esa es una forma de traicionar a Dios.

Entiende que al poner a Dios primero, cosecharás las recompensas de Sus bendiciones. Dile que necesitas aprender a escucharlo y pedir su ayuda. Escucha a Dios y pon en práctica sus enseñanzas, porque, como Él te garantiza, si lo escuchas, disfrutarás de lo mejor de esta tierra.