Seguramente, ya has sido reemplazado o reemplazada por alguien y es posible que hayas escuchado la siguiente frase: “Ya no te necesito.

Ya tengo a alguien más en tu lugar. ¿Cómo te sentiste? Muchos han pasado por una relación fueron traicionados y han sido reemplazados; otros ya han sido despedidos del trabajo y han puesto a otro en su lugar. De cualquier manera, el dolor del reemplazo afecta nuestro ser y nuestra esencia.

La sustitución refleja que no hemos sido lo suficientemente buenos y eso no es algo agradable.

Esto también sucede con las personas en relación a Dios cuando encuentran sustitutos para Él.

Cada vez que ves a una persona poniendo su futuro en otras cosas, está cambiando a Dios, pero solo Dios es quien puede suplir todos nuestros anhelos y traernos seguridad.

Hay quienes depositan sus expectativas en la ciencia, la investigación, la lectura y el conocimiento. Esta persona se prepara, toma cursos y se especializa para ganar mucho dinero. Entonces ella termina sustituyendo a Dios por esta creación suya. El dinero fue creado por Dios, pero cuando pones tu fuerza en él, estás cambiando a Dios por él.

Dios es la fuente de toda inteligencia, pero cuando pones todo eso por encima de Él, lo estás reemplazando. Hay personas que creen en signos, estrellas, gurús, celebridades, guías espirituales y se vuelven dependientes de otras personas. Muchos no quieren asumir una religión, pero quieren ser llamados espirituales. Hay quienes quieren usar métodos de meditación, metafísica, astrología y la ley de la atracción, pero todo esto hace que se olviden de usar la fe. Solo quieren los beneficios que la fe puede proporcionar. Es como querer a alguien a quien amar pero rechazar el matrimonio; querer los beneficios de una vida a dos, pero no querer aplicar las reglas para tenerla.

¿Cómo crees que Dios se siente acerca de esto? El primero de los Diez Mandamientos dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3). Si desobedeces el mayor mandamiento, imagina los demás. La Biblia aún aborda esto en otros pasajes: “Para que sepan desde el nacimiento del sol y desde el occidente, que no hay nadie fuera de mí; Yo soy el SEÑOR, y no hay otro” (Isaías 45:6); y “Acordaos de las cosas pasadas desde el principio; que yo soy Dios, y no hay otro Dios, no hay ninguno como yo” (Isaías 46:9).

Incluso sin querer, es posible que haya creado un sustituto en su vida. Si esto ha sucedido, tienes que sacar de tu corazón al dios que creaste y volverte al Único Dios Verdadero. Solo Él cumplirá lo que se necesita en tu vida. Debes volverte a Él y nunca reemplazarlo.