… es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni Lo ve ni Lo conoce, pero ustedes sí Lo conocen porque mora con ustedes y estará en ustedes. Juan 14:17
“…porque ni Lo ve…”
Nadie ve a un espíritu. Pero el mundo quiere poseer lo que ve.
En el mundo de engaño e ilusión, cada vez más las cosas son pensadas y producidas para seducir y encantar.
Las personas invierten mucho en viajes, creyendo que van a llegar a un lugar mágico, como Disney, Dubai, París, entre otros … con la esperanza de que el viaje será capaz de aliviar la tristeza y el dolor del alma.
Nuevos equipos reemplazan a los existentes con “novedades” que le dicen a la persona: “¡Ahora ha llegado algo nuevo que te hará feliz!”.
Personas que llegan a casa cargadas de compras y, cuando abren las cajas, se quedan con la sensación de que todo aquello era mucho más interesante en la tienda.
Se casan y, después de algún tiempo, aquella persona que era tan atractiva, tan princesa, tan necesaria, es cambiada por otra.
Son egoístas cuando, en el vacío de su interior, colocan un alma en el mundo, creyendo que un hijo va a salvar el matrimonio o a llenar su vida.
El espíritu de la mentira es una fuente rebosando sugerencias y fantasías delante de los ojos, manteniendo almas esclavas de las ilusiones.
El Espíritu de la verdad es fuente de Agua Viva, rebosando del interior de la persona hacia la vida, aquí en la tierra y en la eternidad.
¡Sea el Espíritu Santo su prioridad!
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