Muchas personas dicen que creen en Dios, sin embargo, sus vidas muestran todo lo contrario: viven endeudándose para poder subsistir, tienen peleas en el hogar y en el matrimonio, y sienten un vacío muy grande en su interior.

«El Señor es mi pastor, nada me faltará», Salmos 23:1.

Este versículo demuestra porqué algunos creen, pero les falta absolutamente todo, porque no hacen de Jesús el señor de sus vidas.

En todo el capítulo del Salmo 23 hay, por lo menos, ocho promesas: provisión, guía, paz, protección, consuelo, honor, éxito y Salvación. No obstante, para que la persona pueda disfrutarlas, primero debe seguir las orientaciones del Altísimo.

La falta de obediencia al Creador deja al ser humano sin Sus cuidados e inmune a las embestidas del mal, dado que Él solo puede guiar, proteger y consolar al que escucha Su voz. Jesús desea que Lo traten como el pastor del alma, es decir, quiere ser el primero en la vida de las personas.

La unción del nada me faltará

Del 1 al 23 de febrero, la Universal llevará a cabo un propósito muy especial para que, a través de la fe y la obediencia a las Sagradas Escrituras, las personas obtengan las promesas divinas del Salmo 23.

Participe en la Catedral de la Fe, Av. 18 de Julio 2025 o en la Universal más cercana a su domicilio.