«Mas el que bebiere del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.» (Juan 4:14)
Cuando una persona es bautizada y sellada con el Espíritu Santo, la vida debe fluir de su interior y no los lamentos, y las quejas. Cuando una persona tiene el Espíritu Santo, siempre tiene algo para dar, porque el Espíritu de Dios está dentro de él.
Si dices que tienes el Espíritu Santo, pero tu vida está estancada, atada, entonces algo anda mal contigo. Cuando una persona tiene el Espíritu Santo, es imposible que esté vacía, o sea alguien que siempre se está quejando y contando a otros sobre sus desgracias y problemas. El que tiene el Espíritu Santo tiene la vida.
Dios prometió en Malaquías 3:18: “Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no Le sirve.» Entonces, tiene que haber esa diferencia, porque, como Él dice, «de adentro, quien crea en Mí, correrán ríos de agua viva». ¿Qué ríos han corrido de ti? ¿Qué haces en tu vida espiritual?
Si una persona habla “tonterías” y sus temas están relacionados con las cosas de este mundo, como la moda, los artistas, las telenovelas y el cine, es porque está vacío. Quien está lleno del Espíritu Santo, sobreabunda las Palabras de Dios.
Cuando una persona transmite dudas o siempre está llorando y desanimada, no tiene el Espíritu Santo. Incluso puede tener el atuendo de pastor, obispo, obrero o misionero, puede tener el título de esto o aquello, pero si no tiene el Espíritu Santo, es fuente de muerte.
Lo que debes hacer es buscar al Espíritu Santo, orar y rendirte a Él, porque nadie puede hacerlo por ti. Para tener la totalidad de Dios, es necesario entregar la totalidad de uno mismo. Dios tiene que ser el primero en tu vida.
Fuente: https://www.universal.org/noticias/post/a-agua-da-vida/
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