En todo momento, los seres humanos queremos anticiparnos a los acontecimientos para estar preparados para lo que vaya a pasar.

Por eso planificamos el día, la semana y el mes. No hay nada de malo en adelantarse a una situación y planificar sabiamente, ya sea manteniendo un horario, pensando en el futuro o protegiéndose de los problemas.

Hay numerosos versículos de la Biblia que enfatizan la importancia de la planificación. El mismo Señor Jesús enseñó que las decisiones que tomamos con respecto a nuestra vida espiritual deben ser bien pensadas. Un ejemplo está en Lucas 28-30 que recomienda que un hombre que quiere construir algo primero debe calcular si podrá terminar la obra para que no sea burlado con una construcción sin terminar.

El problema es cuando una persona utiliza la excusa de la planificación sólo para camuflar el deseo de controlar todo lo que le sucede, en un intento de asegurarse de que será capaz de superar cualquier adversidad y lograr todas sus metas. Además de llevar a una ilusión, ya que la vida siempre tiene imprevistos, este oculto deseo de control revela que la persona ha dejado de lado lo más importante en todos y cada uno de los planes: la confianza en Dios. Por mucho que una persona se prepare, no sabe lo que realmente le sucederá, ya sea en un futuro lejano, en unos años, o en un futuro muy cercano, en unos minutos.

EL PLAN CORRECTO

Entonces, ¿cómo podemos prepararnos para el futuro? La forma más efectiva es a través de una verdadera relación con Aquel que tiene el control de todo y puede darnos lo que necesitamos: Dios. La Biblia deja esto claro: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor; pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11).

Cuando sometemos nuestros planes a Dios, mostramos confianza en que Él sabe lo que es mejor para nosotros y nos dará poder en cualquier situación. Eso es lo que destaca la escritora Viviane Freitas en su blog. “Dios tiene un plan, y dependiendo de cómo seamos para Dios, seremos usados ​​por Él, no para algo pasajero, sino para algo que durará muchas décadas y miles de años”, dijo. Ella citó a Abraham como un ejemplo de una persona que tenía los planes del Altísimo realizados en su vida.

Abraham ganó una enorme fama cuando conquistó nueve reinos con solo 318 hombres. Sin embargo, reconoció que Dios es quien le había dado las condiciones para vencer.

La humildad de Abraham y su confianza en Dios hicieron que el Creador lo usara para el gran plan de convertirlo en el patriarca de la nación en la que nacería el Mesías. “Dios nota lo que hacemos ante las circunstancias a las que somos llevados. […] Todas nuestras actitudes cuentan mucho para lo que Dios va a hacer con nosotros ya través de nosotros. Si aceptamos las conquistas como resultado de nuestra capacidad, ya está, hemos perdido todas las oportunidades”, advirtió Viviane.

Por eso, mujer, cuando tu plan es hacer la Voluntad de Dios en todas y cada una de las circunstancias, reconociendo que tu capacidad viene de Él, Su Voluntad, que es buena, perfecta y agradable, se cumplirá en tu vida. E incluso si pasas por una situación mala e inesperada, todo funcionará para tu bien. Confie.