Diariamente somos bombardeados por sonidos, imágenes y palabras que ocupan nuestra mente, dedicamos minutos preciosos de nuestro tiempo a informaciones innecesarias. Pero cuanto más involucrados y conectados quedamos con las distracciones, más se ve afectada nuestra relación con Dios. Esto sucede, porque Él habla por medio de pensamientos y si los mismos se encuentran ocupados, ¿cómo conseguiremos oír Su voz?

Por eso, el “Ayuno de Daniel”, es un período especial en el que tendrá la oportunidad de permanecer 21 días lejos de toda forma de entretenimiento, con el único objetivo de limpiar la mente de todo lo que perjudica nuestra comunión con Dios.

Así como el profeta Daniel ayunó durante 21 días, para buscar sabiduría y entendimiento, todos los que participarán de este propósito de fe se despojarán de las informaciones seculares como televisión, juegos, internet, cine y paseos, para permanecer más tiempo conectado a Dios.
Recientemente, en el programa Palabra Amiga del obispo Edir Macedo, él explicó que para recibir el Espíritu Santo es necesario estar con los pensamientos puestos en Él y por eso es muy importante vivir el Ayuno de Daniel, serán tres semanas solamente pensando en las cosas de Dios para que de esa manera, el Espíritu de Él, venga sobre nosotros. Nada es más importante que su vida y solo podrá ser bendecida con el Espíritu de la Vida, que es el Espíritu Santo, con Él tenemos una nueva mente, pensamos como Dios piensa y actuamos como si Él estuviera en nuestro cuerpo”.

Todas las personas que ya son bautizadas con el Espíritu Santo pueden tener la oportunidad de renovar la fe y estrechar todavía más la relación con Dios. También, es un período de fortalecimiento para quien se ve debilitado. “Para enfrentarnos a las tribulaciones y a las lluvias torrenciales, es necesario ser guiado por el Espíritu, Él es el Consolador que nos mueve y nos hace libres de verdad. Si usted se abstiene de las distracciones del mundo, Él posará sobre usted y hará morada. Será totalmente guiado por el Espíritu de la fe y no más por el hombre”, afirmó el obispo Macedo.

El Obispo Macedo estará en el Monte Hermón.

El Monte Hermón es un santuario invisible a los ojos de los impíos. Visible y revelado solo a los escogidos, a causa de su grandeza e importancia espiritual. No fue casual que el Señor Jesús lo haya escogido entre los demás. Al cabo, en él Dios ordena la bendición y la vida para siempre.

La transfiguración de Jesús en este Monte muestra Su voluntad de ver a los seguidores también transfigurados. Es decir, transformados según la Gloria de Dios para que oigan la misma Voz del Padre diciendo: “Tú eres Mi hijo amado en quien Yo tengo placer”. Nuevas criaturas. Criaturas celestiales que llevan en sí la imagen y semejanza del Altísimo, a ejemplo de Adán y Eva, antes del pecado.

El día 26 de Agosto, celebrando el último día de la fiesta del Ayuno de Daniel, en la unción y en la autoridad del Señor Jesucristo, el obispo Macedo estará extendiendo las manos desde el pico del Monte Hermón, el Monte de la Transfiguración, y determinando la bendición y la vida para siempre, para todo el pueblo de la IURD y los demás que creen.

¡El Espíritu Santo les cambió la vida!

 

 

“Tenía un vacío que ni la familia, ni el dinero podían llenar.”

 

 

 

Ana Maria: “Era muy agresiva tenía problemas con mi marido y mi vida financiera era un fracaso. Aparte de eso, yo veía sombras. Al ser muy perturbada por esta sombra, mi agresividad creció llevándome a ser más agresiva con mis hijos. Tenía perturbaciones y sufría con miedo, cuando estaba afuera me sentía bien, pero era llegar a mi hogar, y sentía como me transformaba; llegaba a agredir a mis hijos. Para mi la única solución de mis problemas era el suicidio.
Fue así como llegué a la iglesia. Entonces perseverando, y haciendo todo lo que nos decían los pastores, fuimos saliendo adelante. Pero tenía un vacío que ni la familia, ni el dinero podían llenar.
Fue cuando finalmente llegó el Ayuno de Daniel. De ahí en más comencé a tener más y más temor a Dios. Hoy tengo paz, gozo y felicidad.” Finaliza.

 

“Tenía angustia, tristeza y un vacío interior”

 

 

Nelson: “Tenía angustia, tristeza y un vacío interior, a raíz de los problemas que había tenido en la infancia. Mis padres peleaban mucho.

Intenté llenar ese vacío con amistades, salidas, pero nada me podía llenar.
Conocí una persona y pensaba que iba a ser feliz, pero no fue así. No lográbamos estar bien y decidí dar un fin a esa relación. Y eso fue mi fondo del pozo.
Llegué a la Iglesia, comencé a hacer las cadenas de Viernes y Domingos y fui libre de la depresión y del pasado. Pero aún sentía un vacío en mí interior, fue así que decidí participar del Ayuno de Daniel. Comencé a orar más, me aparte de las malas amistades y decidí cambiar.
Dios a partir de ese momento comenzó a hacer todas las cosas nuevas.
Hoy tengo paz, alegría. Todo ese vacío que yo sentía, nunca más hizo parte de mi vida.
Recibí el Espíritu Santo y tengo la fuerza que necesito para vencer.” Finaliza.

 

 

 

“Entré al mundo de las drogas y el alcohol”

 

 

Karen: “Mis problemas comenzaron cuando era chica. Sufría maltratos, abusos. Fue así como crecí con mucho odio, rencor y tristeza. Cuando era adolescente, comencé a tener mala juntas, entonces entré al mundo de las drogas y el alcohol. A raíz de eso, tuve varios conflictos familiares. Llegué a un punto en el cual yo ya no me valoraba.
Con todos estos problemas yo llegué a la iglesia Universal. Participando de todas las reuniones, y haciendo las cadenas mi vida cambió poco a poco, pero cuando conocí el Ayuno de Daniel, ahí mi vida se transformó.
Deje de lado las cosas que desagradaban a Dios, y me dediqué a solo oír informaciones que solo me edificasen, fue entonces que un miércoles, yo me lancé a los brazos de Dios, y yo fuí llena de Él. Ese vacío fue lleno, y pasé a vivir las experiencias más hermosas de mi vida.”
Finaliza.