Cuando estamos distantes de Dios, un vacío enorme domina nuestra vida. Los desafíos se vuelven mayores y, de repente, no tenemos más fuerza para vencerlos. Falta algo que nos impulse a vencer.
Por eso, es muy importante que las personas busquen el Espíritu de Dios, pues solamente Él es Quien concede la vida, y es por medio de Él que somos bendecidos.
Siendo así, verifique a continuación 4 actitudes que van a acercarlo al Espíritu Santo y que harán que usted sea lleno de Su presencia:
1) Ore
“Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Mientras oraba, la apariencia de Su rostro se hizo otra, y Su ropa se hizo blanca y resplandeciente.” Lucas 9:28-29
La oración cambia nuestro rostro, cambia nuestra apariencia delante de las otras personas, porque reflejamos la presencia del Altísimo. Por eso, cuando usted ora, el cambio es inevitable. Sin la oración, la transformación no puede ocurrir en su vida.
2) Ayune
“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.” Mateo 4:1-2
El Señor Jesús ayunó para enfrentar el mal. El ayuno es un símbolo de la negación de los deseos de la carne, para que prevalezca la voluntad del Espíritu de Dios en nuestra vida. El ayuno representa la afirmación de que el deseo de alimentar el estómago no es mayor que la necesidad de alimentar el espíritu.
3) Lea la Biblia
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Josué 1:8
La Biblia es la Palabra de Dios, es a través de ella que aprendemos las enseñanzas y orientaciones del Creador. Las Escrituras Sagradas son como el “manual” del cristiano, es una herramienta en la lucha contra los espíritus malignos.
4) Adore
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que Le adoren.” Juan 4:23
Cuando adoramos al Señor Le demostramos nuestro amor y reverencia. Declaramos que Él es el único Salvador y que no hay nadie más grande que Él. Nos colocamos en la condición de criatura delante de Sus ojos. Inclusive el Señor Jesús, cuando fue tentado en el desierto, rechazó la oferta de Satanás, que quería ser adorado, para mostrarle a Dios Su fidelidad, dejándonos un ejemplo a los cristianos. La adoración es el reconocimiento del valor incalculable de Dios.
¿Le gustó? Entonces recuerde practicar estas actitudes todos los días, pues, con certeza, por medio de ellas, Dios bendecirá su vida grandiosamente. ¡No pierda tiempo!
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