Jacob, tenía la bendición de la primogenitura, que pertenecería a su hermano. Por este motivo Jacob salió de la casa de su padre, huyendo de su hermano quien le había jurado la muerte, él no tenía a dónde ir o a quien acudir. Entonces tuvo un sueño.

En este sueño, Jacob vio una escalera, Dios encima de ella y los ángeles bajando y subiendo ( Génesis 28:12). La escalera era para que él entendiera que tendría que “subir escaleras” y que deberia “caminar hacia el cielo”.

Es decir, Dios ofrece al ser humano bendiciones materiales, pero no debe perder el foco del cielo y, además, no sacar a Dios de lo alto. “En lo alto de las escaleras estaba Dios, y esa tiene que ser su visión. No desees este lugar para ti ”.

Dios de Jacob

Cuando Dios se apareció a Jacob, dijo que Él era el Dios de Abraham e Isaac, es decir, abuelo y padre de Jacob, pero no se refirió a él como su Dios.

Esto se debió a que, aunque Jacob creció escuchando acerca de Dios y sus maravillas, todavía no lo conocía, que es lo que sucede hoy en día con muchas personas.

Hay personas que están dentro de la iglesia, pero no tienen una relación con Dios. Dios no es ‘Su Dios’, porque para que Él sea su Dios hay que escuchar y obedecer Su Palabra.

Entonces, aunque conocía todas las bendiciones que Dios le había prometido, Jacob decidió hacer un voto de serle fiel.

Puedes ser una persona pobre y no tener nada en la vida, pero tienes palabra, puedes dar tu palabra y puedes cumplirla o no, esto depende de ti.

20 años después, Dios se le apareció nuevamente a Jacob y le dijo:

“Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste una columna, donde me hiciste un voto; levántate ahora, sal de esta tierra y vuelve a la tierra de tus parientes ”. Génesis 31:13

Incluso después de dos décadas, Dios no olvidó el voto de Jacob, porque: Dios no olvida cuando empeñamos nuestra palabra.

Así también, el ser humano debe, ante todo, hacer un voto con Dios de servirle. Dios quiere manifestarse para usted, como se manifestó a Jacob. Quiere ser tu Dios. Quiere continuar la historia bíblica en ti, en tu vida, pero tienes que seguir los pasos de estos héroes de la fe.