Entienda lo que nos enseña esta parábola acerca de los verdaderos y falsos siervos de Dios.

Si alguien le dijera que se plantaron malas hierbas en medio de su siembra, probablemente la primera orden que daría sería que se arrancaran de raíz. Sería la actitud más obvia: arrancar lo malo, y dejar lo bueno. Pero, en una de las muchas parábolas que el Señor Jesús usó para enseñar sobre las luchas de aquellos que eligieron el Reino de los Cielos, usó exactamente un campo de trigo con malas hierbas para advertirnos:

“Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.” Mateo 13. 24-30

Para entender mejor por qué el Señor Jesús usó estas dos plantas como ejemplo, es necesario conocer la diferencia entre ellas.
Similar, pero bastante diferente
Durante un cierto período, la cizaña y el trigo son tan similares que es difícil incluso para los del sector agrícola diferenciarlos. Tienen el mismo color (verde), tallo y hojas. Pero cuando empiezan a madurar, surgen diferencias.

El trigo cambia a un color amarillento, mientras que la cizaña permanece verde, es decir, no cambia para mejor. Sus raíces también tienen diferencias: las de la cizaña se extienden y se entrelazan con las raíces de otras plantas, lo que provoca arrancar las otras plantas al intentar arrancarlas.

Por lo tanto, la orden del Señor Jesús fue:

“Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.” Mateo 13. 28 – 29

Otro aspecto, y el más importante, es el relacionado a la fructificación. Los “frutos” de la cizaña se secan antes de que maduren y no se pueden comer, ya que son tóxicos. Las semillas de trigo son saludables y producen una de las mayores fuentes de alimento.

Ahora que comprende las diferencias entre la cizaña y el trigo, es fácil comprender la analogía espiritual hecha por el Señor Jesús.

Lo falso y lo verdadero
En la Santa Biblia con las notaciones de fe del obispo Edir Macedo, aclara que el trigo y la cizaña son una referencia a los hijos de Dios y a los hijos del maligno.

“El trigo se refiere a los verdaderos convertidos que el Señor mismo plantó para Su gloria. Por otro lado, la cizaña son los falsos convertidos que se infiltran en los hijos de Dios para influenciarlos para el mal. La cizaña siempre está provocando rebelión y confusión en la Iglesia del Señor Jesús, porque es el diablo quien la siembra. La cizaña parece trigo, pero no lo es, lo que hace que muchos se engañen con ella. Ésta es una de las estrategias de satanás para engañar a los elegidos y quitarles la salvación”, explica.

Los frutos de los que son “trigo” los diferencian. En otras palabras, los frutos de la “cizaña” son los de la carne (Gálatas 5,19-21), por eso son venenosos, matan la vida espiritual de quienes se alimentan de ellos. Los del “trigo” son frutos que provienen del Espíritu Santo que vive en él (Gálatas 5.22). Entonces todo lo que hace el trigo es glorificar a Dios. A diferencia de la cizaña, que solo apunta a sus propios intereses.

Tenga en cuenta que estas características solo se pueden percibir con el tiempo. Él es quien va a mostrar quién es quién. Por esta razón, la guía del Señor Jesús es dejarlos crecer juntos, porque llegará el día de la gran cosecha cuando los ángeles vendrán y separarán lo verdadero de lo falso. Los fieles (el trigo) van al granero de Dios, el Cielo, mientras que los falsos convertidos (la cizaña) irán al fuego eterno.

Y ojo: no basta con tener cuidado con la “cizaña”, sino que es necesario volverse y seguir siendo “trigo”, a través del bautismo con el Espíritu Santo.

Vea este video y entienda más sobre la cizaña y el trigo