El abuso y consumo de estas sustancias puede provocar serios daños en sus integrantes. Las drogas no solo dañan a las personas que las consumen, también afectan las relaciones sociales, laborales y por supuesto, familiares, desembocando situaciones poco deseables para sus miembros.
El consumo de drogas puede causar problemas en el hogar, ya que una persona que se droga puede perder el control de sí mismo.

Fue el caso de Fabiana, que bajo el efecto de drogas llegó a amenazar de muerte a quien en su entonces era su novio.
Conozca su historia y cómo la fe fue la clave para superar las adicciones:

Foto: Fabiana y Nicolás

A través de la muerte de mi tía empecé a tener depresión.
A los 12 años, cuando empecé el liceo, conocí el cigarro, la marihuana, y decidí probar esas sustancias.
Empecé a consumir alcohol, cocaína, y así estuve por 8 años.
Me automutilaba cuando no conseguía consumir, para no tener esa sensación de abstinencia. Prefería sentir el dolor del cuerpo, y eso me llevó a hacerme muchos tatuajes.
Todas las noches me acostaba llorando y no sabía el por qué, yo quería otra vida.
Conocí a quien hoy en día es mi esposo en el estadio, empezamos una relación, pero él tenía una vida totalmente diferente a la mía, ya que no consumía. Él veía como yo me ponía nerviosa para consumir, entonces ya no soportando esa situación me hizo elegir entre la relación o el consumo de drogas, y yo pensando que iba a ser fácil dejar de consumir, elegí la relación.

Ahí empezaron las agresiones, yo lo golpeaba a él, ya que no me dejaba consumir.

«La agresión más fuerte que tuvimos fue un día que él no me dejó ir a la casa de unas amigas porque sabía estando ahí, yo iba a consumir, me dio una crisis de nervios, le pegué, agarré un cuchillo de la cocina y le dije que si no me dejaba ir lo mataba.»

Llegué a frecuentar psicólogos y psiquiatras, a tomar ansiolíticos y antidepresivos. Una vez llegué a estar internada porque tomé los ansiolíticos con agua jane y perfumol porque la intención era matarme.

Más de una vez llegué a pensar en apuñalarme, en lastimarme de una forma que no hubiera vuelta atrás.
Un día viniendo de una consulta con la psiquiatra, me encontré en el ómnibus a una joven que frecuenta la iglesia Universal, y ella se había enterado por una conocida de mi depresión, se acercó y me dijo que había una salida. Fui a la reunión de liberación, no entendí nada de lo que había pasado, yo sé que salí de esa reunión pudiendo dormir tranquila, intenté fumar en mi casa y me daba asco el cigarro, a partir de ahí comenzó mi transformación.

Empecé a participar de las reuniones de domingo, a obedecer lo que era enseñado, después mi esposo empezó a venir, y empezamos a ver un cambio en nosotros, que teníamos paz, que dejamos de discutir, nos comprometimos y nos casamos.
Yo puedo decir que vine con la vida totalmente destruida, por los vicios y por el estilo de vida que llevaba, pero hoy es todo diferente. Mejoró la relación con todo mi entorno familiar. Para mí yo morí y volví a nacer.